Puede que muchos veamos en la ciencia un espacio estructurado, por sus métodos y “normas”, en el que innovar desde la creatividad sea algo poco posible. Sin embargo resignificar la innovación y lo que es ser creativo nos invita a tener diferentes perspectivas y a entender que lo científico es tan innovador y creativo como lo artístico, y que por lo tanto, todos podemos innovar.
Solemos encasillar conceptos y con ellos roles. De esta forma las capacidades que tenemos parecen depender de “condiciones” que no necesariamente controlamos. Entonces escuchamos frases como: “Es que un abogado no es tan creativo” o “Ella es actriz, seguro no sabe de números”, o incluso: “Mi hija no debería escoger una carrera científica, eso es cero femenino”.
Éstas son frases que, aunque cada vez menos, se siguen escuchando en la sociedad. Para nuestra suerte, esto viene cambiando, y cada vez son más las puertas que se abren que las que se cierran. Todo cambia cuando decidimos tener perspectiva y cuando además ésta se evidencia con casos reales; así, nuestro mindset crea lo que cree.
Para muestra un botón
Recordemos el caso de María Salomea Skłodowska-Curie, mejor conocida como Marie Curie. Mujer, joven, polaca (en una sociedad francesa en el siglo XIX) y además científica. Contexto con poca perspectiva y por lo tanto difícil para ella. Sin embargo, gracias a sus trabajos se dio a conocer la radioactividad, revolucionando el mundo de la ciencia y logrando ser catalogada como “la madre de la física atómica”.
Entonces, ¿cómo lo hizo? Evidentemente con mucha inteligencia y resiliencia, por el entorno en el que vivía, pero más allá de eso también con una capacidad creativa e innovadora que superaba cualquier prejuicio o stopper. Las creencias a su alrededor no fueron límite y más bien el foco en su objetivo fue lo que la mantuvo en pie creando e iterando las veces que fueran necesarias.
4 Lecciones de innovación
La vida y el legado de esta científica han llegado tan lejos, que incluso hoy en día podemos encontrar diferentes expresiones sobre su vida que evidencian su trabajo más allá de la ciencia. Una de ellas es la película “Marie Curie” (que puedes encontrar en Netflix). Esta película, además de contar su historia de manera biográfica, nos deja 4 lecciones sobre innovación que nos hacen darnos cuenta de que innovar es más que “hacer cosas nuevas y creativas, que aporten valor”.
- La innovación es más trabajo que genialidad:
Podemos tener una súper idea, pero sin trabajarla lo suficiente no podremos llegar a los resultados esperados. Marie Curie trabajó incansablemente, incluso hasta sus últimos días, en aras de la ciencia, su pasión. - Para innovar necesitas confiar:
En ti, en tu capacidad, en tu equipo y sobre todo en tu intuición, la confianza tiende puentes entre lo soñado y lo posible. Marie Curie sabía y confiaba en que, luego de toneladas de pechblenda, descubriría algo que cambiaría la historia de la ciencia. - Iterar es necesario:
Los resultados esperados no salen a la primera. Marie Curie y su esposo lo tenían muy claro, por ello insistían en su investigación y la llevaban cada vez más lejos. Es incluso gracias a iteraciones, que las radiografías se inventaron durante la guerra y lograron salvar miles de vida. - La perseverancia se alimenta a sí misma:
Muchas veces las iteraciones sólo nos regalarán descubrimientos, pero muy probablemente no tengamos “los resultados esperados”. Es aquí donde perseverar con constancia y dedicación nos dará la fuerza para usar esos descubrimientos y llegar a ese momento “eureka”, donde por fin sabemos qué es lo que funcionará y lo ponemos en marcha.
Estas cuatro lecciones solo nos evidencian una cosa: y es que no necesitas “requisitos” para poder innovar. Las metodologías existen, los caminos los creas tú, no importa si eres niño, niña, adolescente, hombre, mujer, abogado, dentista, artista o contador. Porque innovar es para todos una gran posibilidad.
“Debemos tener constancia y sobre todo confianza en nosotros mismos”
Marie Curie